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Gracias por dejarme solo.

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Pequeña consideración. Desde que empecé a escribir a esa edad entre colérica y veloz de los quince años, la misma edad con la que dejé de hacer sonar las campanas del sueño de pintor, ponía mis esfuerzos secretos a casi plagiar las obras que me hacían sentir menos solo, menos incomprendido y reprimido. Intenté de a ratos escribir poemas pero nunca se me ha dado bien el ritmo y las estructuras, hoy por hoy sigue siendo así aún cuando ya he llenado bajo mis esfuerzos cuadernos de poemas que cada vez que los leo no me reconozco ahí, no me acuerdo de ellos, no son memorables. Se que los escribí por la madrugada, casi todos, y en condición somnolienta sin pensar mucho, sin buscar las palabras exactas, sin necesidad de plagiar a nadie pues no me entretenía divagando entre el ojo espectador y la salvaje autocrítica. Escribía y ya. Sacaba las espinas del pescado por así decirlo, con la mano entera, despedazando(me) un poco el tiempo y maltratando al papel. Aunque no recuerdo mucho los versos, ...

Fintas a la sombra.

           Cuando todo aquello que odiamos reconoce nuestro odio se convierte en una competencia descarnada por divisar en un horizonte futuro y fétido donde el ultravioleta toma la siesta, quienes de ambos podrán destruirse a sí mismos hasta no reconocerse ni en su propia sombra, la capa de seda negra y el sueño de villanescos, pero hombres al fin, hombres.      He tomado la decisión hace ya tiempo de que tengo que brindar a mi entorno algo de felicidad, una alegría, alargar la finitud de sus sonrisas para que parezca al menos por un instante que vivir y nadar contra marea valga la pena, que vivir y nadar puedan driblar las fauces sedientas de penumbra, obviarlas y con un poco de suerte olvidar que alguna vez menciono nuestros nombres. Debo intentarlo, aunque sea fútil y poco objetivo, porque lo abstracto escondido en la oscuridad donde el humano común no puede ver, se encuentran los límites de la cordura, la cumbre hacia el precipicio, el m...

versos al desaparecido.

      Una, dos y tres ¡Puf!       las coplas, los cantantes y los cuentos.                    Escuchados y el terror que amanece en este cuerpo                   cuando los parpados no deben ver atentos                   la repetición, maquinaria, de asesinatos                   entre sabanas doblándose, recuerdan los reflujos estomacales.                                     Despejen la tierra de la mala hierba               caven en sí, destruyan el suelo que sostiene                la caverna, muestren al mundo un manual para   ...

Veinticinco años y algunas lecciones sobre el tiempo.

      En algún lugar, cerca de acá, el tiempo transcurre normalmente sin que el héroe necesite a su enemigo y en este lugar, en otro, en otro mundo, un viaje se realiza con un mapa de otro paraje que muestra montañas que no están ahí, lagos y caminos que no corresponden a la vista del aventurero. El tiempo discurre, se apretuja, se concentra, gira, salta, avanza y depende del día, puede ir aún más rápido de lo que usualmente nos quejamos, pero el tiempo, como otras fuerzas, al igual que recursos importantes, también puede agotarse y lo único que no puede hacer esta aterradora invención del planeta es ir hacia atrás, retroceder a un momento fijo: el pasado.      Y ahora que afirmo su conocimiento ¿Importa? No, realmente no importa más allá del fuero emocional lo que ha ocurrido. Miércoles, lunes, sábado. Los días son sinónimos en cuanto a tiempo se refiere. Imagínese si no tuviésemos estas reglas impuestas ¡No podríamos hablar de nada! La historia universal,...

a donde van mis letras cuando no estoy con ella.

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      “Un transcurrir de fiesta delirante,  un lenguaje sin límites,  un naufragio en tus propias aguas, oh avara” ALEJANDRA PIZARNIK -  Extracción de la piedra de la locura.        Hemos de recordar que nuestro tiempo (si existe algo así como nuestro) tendría que terminar en un plazo prefijado que desconocemos, pudiese que mañana si otros lo suplican se hubiese finiquitado los días restantes por despertar.      El texto que hoy se les pone de plato no puede tratarse de lo anterior escrito, pues, sería una arrogancia de mi parte tratarles de ignorantes cuando la finitud porvenir es un conocimiento general del mundo. Naces, creces, reprodúcete y muere. Ya sabido, supiesen lectores que nada queda salvo recordar algo. Apuntalar, amontonar existencias para recusar la propia. Estas letras se han ido y han vuelto para generarme la soledad persistente que retumban las paredes. Tiempo y cosas. Espero (aunque esto también es una ar...

si, claro. si, claro.

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      V oy a volar todo por los aires. La explosión será digna de ver, no en el cielo, en el suelo será el despliegue de un solo color: el rojo candente, fresco, escarlata, delicioso carmín crepuscular. Solo necesito comprar el fuego, el aire que lo alimente. Debo encontrar quién este dispuesto a morir encima de las páginas que suplican un poema que no puedo escribirte. Las fotos arden en mis ojos. Las nubes dirán el tiempo, si llueve, si no llueve. Estos pinceles, estos nudillos, están ansiosos de una celebración y, dejame decirte, que se la merecen como tanto vos morir, pero quizá no tan literalmente. La paciencia se agota en esta negociación interminable, entre negroni y negroni, entre café y acidez estomacal, se desmorona la máscara de amabilidad en la que me he recubierto; la que vos mejor conocías. Encontrémonos entonces antes de que el día se termine, antes que la noche acabe, antes que pidas otro trago, antes de que surja la excusa permanente para dejarme sentado ...

poema dedicado a una persona que olvide recientemente.

 Espero que lo leas y, si lo lees, espero que no esperes esta espera maldita, este espacio en blanco entre páginas y líneas arrancadas y entre cuadernos debajo de la cama y todos los regalos sin abrir:  El olvido.  Con este dicho no tengo mucho más que dedicarte, esto es lo último que he retenido.     El tesoro está apostado sobre la luna, bajo     allá abajo donde los susurros son gritos      donde la tierra me llama y donde sé que     encuentras el perdón, extendiéndomelo      con tus propias manos, me has perdonado     los besos, el exceso y los asesinatos que por vos     cometería. No tendría la necesidad de pasar el rato     en tus otros brazos, imaginando que son tus brazos ni      tus cabellos, ni tus palabras, ni tu sonrisa, ni su casual     parecido a ti. Qué tonto he sido.      Ven a mi estrella caída,       soy tu...