a donde van mis letras cuando no estoy con ella.

    

“Un transcurrir de fiesta delirante, 
un lenguaje sin límites, 
un naufragio en tus propias aguas, oh avara”

ALEJANDRA PIZARNIK - Extracción de la piedra de la locura.


     Hemos de recordar que nuestro tiempo (si existe algo así como nuestro) tendría que terminar en un plazo prefijado que desconocemos, pudiese que mañana si otros lo suplican se hubiese finiquitado los días restantes por despertar. 

    El texto que hoy se les pone de plato no puede tratarse de lo anterior escrito, pues, sería una arrogancia de mi parte tratarles de ignorantes cuando la finitud porvenir es un conocimiento general del mundo. Naces, creces, reprodúcete y muere. Ya sabido, supiesen lectores que nada queda salvo recordar algo. Apuntalar, amontonar existencias para recusar la propia. Estas letras se han ido y han vuelto para generarme la soledad persistente que retumban las paredes. Tiempo y cosas. Espero (aunque esto también es una arrogancia) que gusten de escucharse las letras que se han ido cuando no estoy con ellas, así mismo, no gusten de recordar delirios. 


Este es uno de ellos. 



    Me dijeron que me olvide ya de ti y que nada queda por vivir entre nosotros. Aún es temprano para semejante declaración, pero tus amigas creen en la peor parte de mí en la que se quiere ir al bosque, al río para alegárseles y la que quería llevarte con él para ahogarte en besos y acomodar los hombros en troncos y leer algunas páginas de un libro poco inteligente, una piel llena de letras para cegatos. Me dijeron que me olvide de ti. Me dijeron también que te fuiste para la bahía con uno diferente esta vez, el segundo, buen mozo y de pocas ideas. 

    Quizás tengan razón aquellos que graznan por la mañana, aunque la verdad sigo arreglando el cuarto para que vengas a dormir entre los ruidos de la avenida, los gatos hambrientos, las cervezas tibias ¿Quién te ha visto? No recuerdo un pelo lacio ni tacones alfiler, recuerdo otra figura. Tal vez, tal vez seas así ahora. Tienes la libertad de creértelo, de cambiarte, de cambiarme si eso te ayuda a sobrevivir. 

    Te fuiste a no sé donde, a Brasil, a Suecia ¡Que sé yo! Te fuiste con varios poemas, aprecios y convicciones. Te encontraron cerca de donde solíamos vivir cada abrazo regocijando tus aventuras, tus cigarrillos, tú nuevas visiones del mundo. Tal vez, tal vez yo esté siendo demasiado dulce, meloso, almibarado, pero ese, justo esto, es mi veneno, mis letras, las que aún quedan flotando en mi cabeza. 

    Che y ¿Cómo se llama? Sus manos son como las mías. Las miradas cremosas. Las sonrisas inolvidables. Es este el ego que es mi castigo o solo un delirio, un celo injusto como de los tantos que he vivido. Seré yo un injusto, pero, de igual manera, a nadie se le hace esto. Te dije, no se si a ti, que no lo hicieras más nunca y más nadie.

    Che y ¿Ahora, a donde vas? Te has ido a donde querías ir, al mismo lugar, a repetir un ciclo de nuestra soberbia, nuestro pecado (si es que existe algo como nuestro) nuestro tiempo que solo existe allá atrás, haces años, hace estragos la realidad que ya ha pasado. Dime a donde piensas ir, si vas acompañada, si soy yo, una ínfima piedra que te hará tropezar más adelante en la nostalgia, en el arrepentimiento, en el recuerdo, en algo mío. 

    Che y ¿Será suficiente? Creo que no y no lo sería si esto que escribo es lo que siento de permanente hasta eterno. Dime que carajo haces todavía reabriendo puertas y levantando sabanas en la azotea. Cuanto me harás sufrir para confundir tus castañas con otras, cuando dejara de ser esto un recuerdo y que debería haber hecho para que no te fueras con las preguntas que me faltan, che. Me dijeron que no cometí errores y tal vez. Tal vez, tal vez eso es lo que soy yo. No el error sino el fracaso. Es esto también una arrogancia o es una pregunta. 

 Ya no hay más che ni che, ni tratos ligeros, ni palabras rimadas, porque los poemas son para tarados, para hombres de pocas ideas. Esto se irá y demacrará en ira. Se irá y vos también, che. Que tanto queda para llegar a eso que imagino y no sé si lo soñé o te lo dije y vos también lo dijiste y que, che, me voy a Brasil. Esto se irá y se irá y se irá a donde van mis letras cuando no estoy con ella. 





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