Juego.
Solo nos mirábamos. En ese momento, íntimo, excavador, atendí la entrada a un gran casino. Con mesas atendidas por la misma cara, de pelos negros y blancos (¿acaso serán gemelas?) Las ruedas circulares con rectángulos rojos, negros giraban rápido haciendo repicar la bolita blanco entre sus separaciones brillantes. Un hombre de edad adulta no dejaba de mirarla con un papelillo en la mano derecha, una bolsa de tela que balanceaba sonando como tinaja. Atrevió a tocarle la cara. Despedirse de la amenaza con un beso en la comisura seca de su labios secos. ... Me senté en una mesa a apostar (¿que cosa?) No juego a las cartas hace mucho tiempo. La última vez fue en un asilo de viejos estrujados, mojados y secos al mismo tiempo. Noté que algo me pesaba los bolsillos. Una ficha de mil quinientos que, sin duda, como si ya supiera hacerlo le di a la dealer. ... El humo restante, disidente del cigarrillo. Azulado, como lo son los industriales, mordisqueaba la copa de los árboles. ...