Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta algo de mi

Tarea libre.

    Ya saben que mientras más abras ventanas más polvo entra. Los días se comprenden finitos con un calor del averno y mal dormir, ahí cuando te despiertas se termina algo y empieza otra cosa que no es otra que respirar, hacer algún que otro mandado y meterse algo a la boca. La lista de la compra un poco más corta en cada viaje de cinco cuadras para arriba y cinco cuadras para abajo.       Idas y venidas. Fotografías del atardecer. Un día libre de culpas, recuerdos y responsabilidades. Caminar hacia una calle desconocida, una ubicación que nada representa más que suelas y llantas que por la mañana pasaron, por la tarde regresaron exhaustos a quererse en lo que el tiempo les quede. Parece que mi casa es ajena a trapos húmedos, las ventanas dejan entrar el rocío de los fuegos artificiales en el terminar de enero ¿Cuánto tiempo ha estado el humo suspendido? Acá adentro el aire huele a julio, cuando el frío asoma, infiltrándose por el almohadón y los edredones ...

Tal vez con un poco de suerte.

Nada tiene que ver lo que se cree con lo que uno le tiene fe. Las creencias tienen un tono aburrido y dantesco de alegría entre el caos interno. Eso pensaba yo hace un tiempo y, por azar, fortuna, suerte o algo de una caricia olvidada, desee con toda mi alma (si hay algo parecido) que se reviertan las aguas y la gravedad planetaria; que un yo quedase aplastado entre tierra y más tierra.  Eso pensaba yo tomando media copa de vino llena y mitad vacía. Derivando entre la inmortalidad y el alquiler que se me viene encima. ¿Donde estoy? ¿Que ha quedado de mi? ¿Que he sido?  Son esas preguntas que acosan a alguien con problemas más grandes, más mundanos, más humanos que se pueden considerar.  Dios mío. Señor mío. Aumenta mis pecados. Redobla mi suerte. Acaba con esta fe nublando vistas y amores baldíos.