Veinticinco años y algunas lecciones sobre el tiempo.

     En algún lugar, cerca de acá, el tiempo transcurre normalmente sin que el héroe necesite a su enemigo y en este lugar, en otro, en otro mundo, un viaje se realiza con un mapa de otro paraje que muestra montañas que no están ahí, lagos y caminos que no corresponden a la vista del aventurero. El tiempo discurre, se apretuja, se concentra, gira, salta, avanza y depende del día, puede ir aún más rápido de lo que usualmente nos quejamos, pero el tiempo, como otras fuerzas, al igual que recursos importantes, también puede agotarse y lo único que no puede hacer esta aterradora invención del planeta es ir hacia atrás, retroceder a un momento fijo: el pasado. 

    Y ahora que afirmo su conocimiento ¿Importa? No, realmente no importa más allá del fuero emocional lo que ha ocurrido. Miércoles, lunes, sábado. Los días son sinónimos en cuanto a tiempo se refiere. Imagínese si no tuviésemos estas reglas impuestas ¡No podríamos hablar de nada! La historia universal, las leyes de la física, las fotos de los almanaques no serían comprendidos como hoy y me atrevería a decir que no serían necesarios para vivir; podríamos vivir sin pensar en la magna fuerza del tiempo, en la calamitosa andanza del segundero. No habría relojes ni calendarios ¿No sería algo maravilloso? ¿Vivir sin tiempos, sin horarios?

    Desde que nací un treinta y uno de agosto al mediodía (¿Quién nace a la hora de almorzar?) antes del dos mil después de cristo, he jugado al juego del tiempo y rebelado al aprovechamiento del mismo, hoy que vuelve a sumar un número me pregunto si debería seguir como sigo y si cualquier intento de salir de esta fuerza imparable es útil a algún propósito. Esta es la reflexión que hace tiempo vengo doblegando entre dimensiones materiales. Servir al rey, nuestro rey e irrevocable dueño de la voluntad humana. 

    Seguire. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Gracias por dejarme solo.

a donde van mis letras cuando no estoy con ella.

poema dedicado a una persona que olvide recientemente.