La caída (y la recaída)
LA CAÍDA
Lo siento nene, no he podido mantener esa promesa, mantener la visión que tenías de pequeño ¡Oh vos, angelito! Tan dulce y que tan repentina se gestó tu caída a la tierra de los demás, a la de todos, a poner los pies sobre la tierra ¡Qué tristeza tonta! La ira, el odio, las muecas y la queja se han apoderado de nuestras cotidianas tareas, en ellas la pasión queda en segundo plano por la automaticidad. Seguir. Seguir. Seguir. Te levantaste otra vez con esa cara aturdida y los suspiros, y el aire es tan pesado. Lo siento, pequeño.
LOS SUEÑOS SON SOLO SUEÑOS
Querías ser pintor, pero eso no da plata. Todo es plata, plata, billete, moneda, la pasta. Ya lo se, querías evitar las críticas del hambre, querías evitar la decepción de las miradas superiores, pero te habéis defraudado a ti mismo, después vino la arquitectura y mas tarde los poemas sin gracia en los cuadernos de matemáticas, las caras amorfas de la pesadilla antes de levantarte, no querías esta realidad pero eso en ese entonces no lo sabías ¡No lo sabías!
LA RECAÍDA
¡Tan latente corazón! Los labios mordidos delatan la insatisfacción, no veo alegrías en la costa venidera, no creo que en esta isla halles embarcaciones nuevas. Intentaste retomar las pasiones y hoy por hoy solo queda esta, es como pintar, pero sin líneas que vayan y vengan formando una cara, una pera, una maceta. Escribir es la recaída y, la mayoría de las veces, la caída al abismo directo desde el cielo solo que al terminar no quedan lágrimas y el vacío entre el ángel y yo se achica. Puedo sentir que estoy haciendo lo correcto aunque me prive el sueño o me quede despierto escribiendo contigo ¡Ay, amor mio! Esto es nuestra caída, la recaída infinitísima; un poema de Octavio que se repite en los verdores del verano, en las flores del invierno, ese yo aún te amo que se cuela en mis oídos.
Te veo muchas veces por la mañana, querido, cuando me cepillo los dientes y me tomo el enjuague, atisba el toque de locura que tenías, el famoso “¿Por qué no?” Hoy es hoy pero hoy caigo y me tropiezo al levantarme, empiezo a caminar con las manos y luego recuerdo porque lo hago y lo hago para escribirte estas palabras. Somos contrarios, pero estamos tan cerca de tomarnos las manos. Se que es mi culpa que esto no le he dado lugar antes, se que me estás esperando en el próximo párrafo o en el sueño de esta noche.
¡Oh, ángel! ¡Mi demonio! No sabes lo que te quiero.
LOS SUEÑOS NO SERÁN MÁS SUEÑOS
Caída y recaída, y el levantar de nuevo?????
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