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Mostrando las entradas de febrero, 2023

Sencillamente.

      Antes de seguir hay que aclarar un par de situaciones que no están claras de todo, son espesas, repugnantes y, sencillamente, molestas para vivir tranquilo.      No se puede seguir accionando sobre elementos insensatos, carentes de un propósito más que el de sacarte de tus propios pasos, de tu cuerpo para estar en el de otra persona que poco tiene que ver contigo. Objetivos, ambiciones, complejidades y logros.      Empezar es de lo que yo, tú, el vecino y hasta tus padres tienen miedo, un temblor, un sudor y, sencillamente, una pesadilla apenas despertarte sobre una cama que tampoco te pertenece en un sentido amplio de la palabra amplitud ¡Qué terrible! Ver como decidimos escurrir el tiempo como el agua turbia de la pasta en el fregadero, se va, se pierde en las tuberías, en una lógica pensada antes de nosotros nacer. La posibilidad de recuperarlo parece escandalosa, tal cual como quien salió a la plaza y pregunto el año en el que estam...

Carta de la frustración.

    Un dia de estos cerraré las cuentas y desapareceré de los historiales crediticios, las tarjetas de visita  y de las charlas casuales de casualidad entre cerveza y fernet, pagare las deudas que me quedan por pagar y, si todo lo anterior sale tal cual la ruta mental, saldré a dar una vuelta y acabara una identidad, un rostro, un nombre en una lengua que bese en sueños. Una vez acabado este cuento de cuervos y lagrimas dedicare cada respiracion a mis aficiones y, si eso me lleva a otros caminos, seguire andando hasta que me cortes de tajo las extremidades. Sería ideal. si. Aunque a veces los bosques bajan, el follaje deja la penumbra cuando me quiero ir a dormir. Necesitaré un par de vidas mas para resolver las siguientes preguntas reprimidas entre el amor, el dolor y el odio pero, claro, no todos pueden ser preguntas, algunas de estas son pequeñas utilidades. Estas son un par (bastantes pares) de preguntas útiles para la siguiente oportunidad, el otro nacimiento: ¿No te...

Recortes. Collages. Partidas.

En fin. Me senté una noche de tormenta avisada en una mesa a compartir historias con unos viejos, bastante viejos y bien conocidos. Sus historias ya se han grabado tanto sus excusas e inquietudes que casi siempre son infundadas, creadas por las maquinarias mentales del día y agitadas en los sudores de madrugada cuando despiertan al salto en el momento que un viento frío les recorre los pies.   Uno de ellos, el más cercano a mi edad, un hombre esbelto y de buenas proporciones, lleno de esperanzas y no espera traiciones mudas, no espera sangre en el pasillo y tampoco tiene razón de esperarse semejante terror. Mi corazón se achica al oírlo; relatar sus planes. Todo eso que dice se desmoronó a través de la adultez, la amargura, la rutina y los vicios.  La soledad me está matando. Ya no sé qué hacer conmigo, como la canción. Probé, probé y nada acaba por desenterrar el collage: partes de una misma cara, abstracta, vistiendo la sombra.  Collares y tantas mujeres que ahogan...

cambiaré

    En casi todos los tiempos consumidos del pasado me pregunto que puede ser, que es, lo que vos sos para mí. La representación y la inquietud de saber como me ves. Durante tres años seguidos de intervalos furiosos he abstenido de placeres superfluos solo por probar un día vuestra sangre interna. La repetición automata del día me hace esperar sentir tus mejillas suaves contra las ásperas perseverancias mías. Frecuente es pensarte en una noche aislada de ritmos y sinfonías que ahogan sentimientos esperando una correspondencia por alguna parte, un sí, un mano en mi, una caricia, pero parece que, la imposibilidad nos prohíbe ver el sol caer sobre las alarmas barriales, una cerveza caliente y una mirada cuando no hay nadie mas que pueda cernos disfrutar de tu inigualble sonrisa entre pestañas. Palabras perdidas con la subida a la mañana intranquila donde sé que estás tranquila cuando te aqueja la duda, la suficiencia, la infelicidad de la rutina entre sorbos de café con leche y m...

Desorden ideal.

 Dominantes tiempos e indominable desorden. La ataraxia universal.      Las cartas lanzadas sobre la mesa, una, una vos, la voz implorando paciencia, otra mentirosa. La soledad del camino y un vaso a la mitad de birra. Las burbujas van hacia arriba, algo inevitable, algo natural. Luz cálida que se apoya en tus mejillas rebosantes de angustia y yo con ganas de escribirlos en versos y coros interminables en la piel de cada cual que lo sienta, a la hora que sea.     Desperté por la mañana con el almíbar picando la nuez, la manzana, lo que traga y lo que sangra. Escogí un lugar para mi importante y el significado sos vos, algo que se ve más allá de un beso o las manos en la cintura. Un sentido de cuidado y romántico. Idealizado. Soy yo quien escribe estas tonterías que piensa en un cuarto a luz roja, a cama ordenada y a mente inerte. Cansado de caminar me apoyo en la sonrisa que flagela una noche sin ganas de ser oscura, una sabana de árboles altos o playas de ...