La fuerza. Uno.

 La fuerza. Uno.

    Si muestras la cadena, tenga cuidado del brillo y de como se enlazan los eslabones. El oro aun que sea falso, sea una pintada, llama la atención de los que nunca han podido brillar ni comprarse algo que brille. Si, no todo lo que brilla es oro pero es el mejor brillo. Cuidado con las manos sueltas. Pueden arrebatarte de un zarpazo la cadena ¿Importa? Pues no, no mucho. Basta con subir un par de latidos, caminar tres cuadras para alquilar una nueva. Digo alquilar por la razón mas rentable de la palabra. Es temporal, todo brillo lo es, hasta el resplandeciente de ellos se acaba en alguna ocasión. No salgas sin el y tampoco te muestres a los ojos codiciosos con el siempre. Es necesario mantener la apariencia. Fíjate que sea justo de tu medida, de tu altura y grosor pues nada es mas incomodo que un baño sin espejos en donde puedas reflejarte y arreglar algún desperfecto como la saliva seca, la pasta de dientes extra o la sucia lagaña que no te quitas desde el amanecer. Ten temple y porte para llevarla, sea orgulloso (a su manera) de llevar el brillo que alquile. Que no le molesten los cuchicheos, los susurros vespertinos ni las notificaciones de celular. Concéntrese en la tarea que esta apunto de acabar. Adelante. Atrás. Un vaivén inclemente de quince minutos que tu aliento quitara. Respire. Cálmese. Tenga en mente los abrazos que le dan. Las caricias. Besos y demás. Son temporales como rentar. No guarde rencor pues el brillo no brillara. Si quiere maldad afloje el seguro, tómala con una mano, póngala a girar. Azotar hasta ver brillo liquido brotar (es valido también un quiebre mental) ¿Sientes la fuerza que te da? Póngase las zapatillas que de nada le servirán, tienes que reptar. Sisear. Afile las uñas hasta que sean puntas de anís, suaves y oscuras. Sea quien seas no pierdas de vista de quienes quieres, quienes quedan, quienes se van. Cuida el brillo y déjate arrastrar.