Sobre respuestas
Es fácil encontrar aquello que, como cualquier persona, indiferente al crecimiento anual de la población se ha perdido. Lamentablemente nos encontramos sabiendo que en algún momento aunque sea en una imaginación maligna este mi mano unida con otra mano en un parque, en cuarto de cortinas americanas y ventanales que miran a un bosque ventoso, intransigente con pajaritos que se aferran a los hombros de los árboles. Llueve en esa escena y una taza de café caliente es un taza de café, nada más que eso y esa taza viaje por la mañana y el verano apenas empieza. El invierno es un recuerdo de velas diminutas que se miran espejadas entre dos grandes reflejos. El que líquida y el que engrandece.
Un cuento sobre responder interrogantes que por lo visto la gran mayoría se plantea. Un cuento sobre la salida del hombre a la salida del país, del país a otra tierra que alguna vez fue tan de el y tan de todas las gentes.
Mira que hay que no saber. No saber nada de nada para ser realmente feliz. Supermercados y comidas exóticas una vez a la semana cada siete días. Esta es una señal de acabamiento; de acabar. A la luz de velas se fueron las interrogantes. Este es el sonido de la soledad, un perro ladra a las diez de la noche y llora por frío a las cuatro de la madrugada. Se acabó. Esta es mi salida.
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