Lista no ordenada de acumulación.

     Alguna vez supe ser lo que quería ser, ahora por la hora que es ya no estoy tan seguro de mantener las mismas esperanzas que habitan en mí, memoria en la que no tengo confianza alguna porque se ha creado, crecido, acumulado un espacio desordenado entre la cotidianidad, recuerdos y continuos, pero silenciosos ataques de ira.

     Entre otras cosas hay que aclarar que este proyecto no está muerto ni lo estará en dos semanas, tampoco dentro de dos meses y, a pesar de que no me guste admitirlo, tengo que seguir con esto renovando el formato, los temas que no pueden ser siempre introspectivos o de arranques a las cinco y media del mediodía, tampoco puede seguir esto siendo un basurero, un desorden o un lugar donde aglomerar letras. No hace falta a nadie este blog, pero parece que sí que hay gente interesada que lo lee, que algo busca y si te sirve, tómalo. Espero que no te sea muy brusco la siguiente etapa, pues la escritura como un músculo se entrena, se desarrolla, se complica y pide cotidianidad, humanidad por ambas parte del espectro. 

    No pretendo que esto se vuelva comercial ni mucho más que algo mío y, si va a ser, que si pretendo que sea, que al menos tenga un orden, huesos, nervios, conexión y una vez a la Cuaresma pies para andar. 

    Al igual que Cortazar, me gusta pensar y representar a la lectura, a la escritura y la narración como un juego, una colección de pedacitos contra el tiempo, poner un poco de surrealismo, cosas que jamás pasarían nunca se los jamases e incluyendo a Ernesto para ser romántico cuando quiero, cuando lo necesita el personaje. La crisis que de Fiódor. La inclusión histórica de Borges. Repetir un recurso como Marqués. Ser algo así. Más o menos lo que me gusta como Murakami.

    Con esta linia me despido, veamos de lo que soy capaz, gracias por su apoyo anonimo y personal que me hacen cada dia, lo aprecio y muchas veces es lo que me levita del fondo. Adios. 



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