Entrada numero setenta y uno.
Después de meditar seriamente al respecto (¿que significa esto realmente?) he decidido librarme de lastres y desempolvar suéteres guardados para el inverno. Trato de conformarte rigidamente las palabras que realmente quiero que esten en la entrada setenta y uno, no es por nada especial esta entrada solo que se acopla con el tiempo, segundos perfectos en los que me siento en una silla a escribir esto, Setenta y uno. Ha sido un viaje, un viaje lleno de frenetismo y tristezas extravagantes. Siento una profunda seguridad escribiendo esto en el que he escalado arduamente los intestinos cavernosos escondidos de los ojos humanos, de mis ojos por tanto tiempo. Enfrentare la maravillosa luz del dia a la que tanto temí durante tanto, tanto tiempo.
Setenta y uno seguirá aumentando. Seré envuelto en nuevos ropajes y aspecto. Estaré incomodo pero esa es precisamente la idea. Adentrare en el horror que es humano, en el horror que es natural. Destrozare las creencias de incapacidad y viviré en contra de mi mismo, constantemente en batalla para cruzar el rio que da el bosque penumbroso donde se encuentra el descanso, sin mármol; una cama de hojas verdes que se han caído por el viento. No será la muerte mi destino. Sera la exploración.
Dejo de envenenar mi cuerpo y mente con las formas impuras de los tiempos modernos. Este es mi tiempo.
Os vere al final del recorrido, alli donde se que otros han llegado. A la belleza de los tiempos de lucha.
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