24 veces 31 de agosto.

 "El primer sorbo de un vaso de ciencia natural te hará ateo, pero, en el fondo del vaso, Dios te espera"

- Werner Heisenberg

(falsa atribución)


    La contemplación nos hará fuertes leí alguna vez en alguna meditación que ahora me queda lejana, espejada, lagunosa y perdida entre parajes montañosos que han olvidado al ser humano. 

    No reconozco y tampoco acepto a nada que ofrezca un culto desde que he sido niño, niño que tal vez siga siendo mientras dedico algo de tiempo a las actividades que aportan una pequeña luz, proyectan una sombra de lo que en mis sueños confusamente escenifico y que tanto me perturban los días en los que ensimismo mi propiedad de nacimiento, ni vida. No quiero hacer ficciones. Deseo o, mejor, hago realidades oníricas hoy en mi soledad, mi soledad demasiado ruidosa en sonidos melódicos ensordecedores, en paginas que muy probablemente me destinen a la ceguera de un domingo por la noche, de un lunes al mediodía.

 Es común que la tristeza nos embargue cuando los recuerdos son posesivamente vividos y nos despiertan ente lo que podría ser nuestro cuerpo despojándose de dolores en forma liquida y pegajosa y para quien tenga la fortuna de tener memoria como yo para casi todo que considere importante, esencia de la vida misma es un crucifijo mental y laberintico. 

 Tan lejos de casa y tan lejos de mi mismo. 

 Me veo a los ojos con ojos de mis madres regadas por el mundo, de mi padre que estoy seguro añora volver a abrazarme y tener alguna charla nocturna dando vueltas en un taxi por Caracas. He recorrido un camino afortunadamente solitario, como había exigido tantas veces a gritos en mis años hormonales. Hoy y estoy solo y no me disgusta para nada pero cuando saboreo el final del vaso y un tono me hace recordar tantas oportunidades en que pude romper la soledad y enterrarme, cortarme el cuello, tomar cloro, meter la mano en la licuadora, besar la boca que tanto quiero besar y estar junto a la persona con la que quiero estar, alcanzar la punta del doble filo feliz que se encuentra solo, repito, solo, en la emociones que acosan cada despertar recuerdo que hay rostros, mentes y bocas que hablan y piensan en mi con un entusiasmo (durante tiempo largo) descreo merecer. 

 Gracias inmensas a mis amigas, amigos y familiares que mantienen la fe, acrecientan y devuelven tanto en mi como en lo que puedo ser; dejo una lista de agradecimientos sin ordenar

 Samir, Nicolás, Abril, Fabiana, Martina, Tia Dayani, Valentina, Luz, Tia Rossana, Santiago, Lorenzo y Lautaro, Nancy, Azul, Guadalupe, Stephanie y María y Camila, Jazmin, Ulises, Tía Roselba, abuela Souad y Violeta, Tío Joseph, Tia Irma, Ivan Martino, Tio George y Kamil, Trinidad, Claudio y Priscila, Daniel Rondon, Samuel Diaz, Axel M. y Gabriel V., Madeleine y Agatha, Andreina, Ericka y a mis hermanos Lucas y Juan que espero verlos algun dia corriendo por mi casa. 

Creo que no se me ha olvidado nadie.

Como dice una canción que me gusta tanto: "Las noches se hicieron para decir lo que no se puede decir de dia" y tambien "¿Quiero saber?" 

En cuanto la primera no hay mucho que agregar, es un eslogan, una frase suelta que puede ser un norte o lo que veo en el narciso que se refleja en el lago y deja de verse a si mismo para explorar el cielo y el fondo tenebroso del agua. Lo segundo, ya se, creo saber que me espera. Donde quiero dirigir mis esfuerzos y se que no importan las adversidades pues ya le he pasado la lengua a Dios o dios. 

Antes de decir adiós un año vuelve a iniciar, son veintipico y son las veintipico y ahora creo saber a donde tengo que ir. Ir y no parar hasta llegar a ese paraje donde ha olvidado al humano y alli pueda crecer, producir literatura, crear un mundo propio sintetizado y que otros puedan adentrarse en el.

Gracias por llegar hasta aquí. Saludos, besos, abrazos.

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