Metro S.A

    Estaba sentado viendo todo el movimiento de gente que se desplaza a media tarde por el metro, ese caminar errático de la mayoría, la frente sudorosa de casi todos y rápido, rápido que se nos va el metro. Frente sudorosa, lengua chiclosa. Pasan vendiendo cualquier mierda, cualquier cosa que en principio parece inútil y que seguro alguna vez compraste unos caramelos, unos chicles, alguna rancia golosina. Dios no se atrevería, creo que ignoraba, esta construcción subterránea que atesta aun mas la ciudad. Un medio que en vez de solucionar complica. Así mismo como lo que no es un acertijo y te deja con la duda todo el mes. Como la mejor cárcel, una sin barrotes ni guardias, ni siquiera prohibiciones explicitas. Una que de verdad te expía las penas, te explora las vergüenzas. Ignora, claro que si. Es sucio, es horrible ver la suciedad de los railes y de las cabezas que se montan dos, tres veces al día en los vagones mirando el celular. Es un baño publico. Un baño de boliche. Un baño de bowling. Manchas en lugares donde quien sabe como y que la han hecho. Quienes van sentados ignoran mas que Dios a Dios mismo y dios a su ignorancia. Dios a lo que hemos construido. ¿Tu crees? Si claro que si dicen dos viejas en los asientos azules del bus chino, rojo, Vinotinto con una pantallita led apagada y el aire acondicionado prendido. Se agradece aunque que tonteria agradecer algo que seguro mañana estar dañado y no se volverá a reparar en repararlo. Ignorancia, indiferencia y suciedad en todas partes.

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