De nada.

 Desnude mis manos el río cerca de casa. Desnude el frío, toque mientras escurría con facilidad acariciando mis nudillos hirvientes. Tome con la fuerza necesaria un sorbo grande, se iba el ruido de mis labios, aire y agua con los choques incesantes del río y las rocas que seguro han pasado más de mi vida ahí, desganándose de ser objetos sin movilidad, a la espera y erosionarte en la espera del agua puliendo sus poros.   Yo no los tire a la basura. Un gran sorbo les di y los despedí. No cambie mi caminar, cambie a quienes me acompañan. Me dicen siempre que debería ser más amable y dejar de colocar en un pedestal el bucle, el loop de mis ganas de hacerte puré la cabeza. Nadie me puede decir que "estoy molesto contigo" y si lo estas, no sabes como estoy yo. El río cambia su curso y temperatura cuando yo introduzco mis babas endiabladas en sorbos gigantescos solo para quitarle algo al río, no es sed la razón, no es vaciante su fluidez.  Ahora nada más quiero hacerte roca del río.   ¿Y si vamos a rezar el domingo?   Pues no. De nada por la invitación. Déjame cortarte un poco la respiración con este sorbo. Dame el estupor. Paso la lengua y en la puerta descanso el brazo, los dedos del frío del río. De nada por enseñarte a decir "te amo". No gracias por producirme rencor. 

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