Anoche.
de noche.
Me he mirado en el espejo reconociendo los bordes de mi rostro con los bordes de mis dedos. Al otro lado de la puerta hay zapateo. Alboroto en cada grupo, parejas dando vueltas, dando tumbos. La repetición mas cercana a las fauces con el mismo ardor e igual hervor en la sangre. Veo la cara que me toca ver de frente con los ojitos adormilados y limpiando el empaño de la frente.
Quizá sea hora, tiempo de ir a casa. Tengo tareas para mañana pero la de hoy no esta completada. Límpiate la cara y descarga la amarilla sátira. Vuelve al ruedo, busca consuelo en el asiento trasero de un Fiat 300. Por estos días no se ve ese modelo, ni la cara que llevas, el beso del cuello llevas puesto.
No se si pueda tomar esa decisión, ir a casa. Repetir el calor matutino cuando anoche fui a casa, rompiendo jarrones y cayendo al suelo. Una clavada dudosa al sofá, giro la cara viendo que aun puedo besar el cuello de un delicioso syrah. No había opción querida. Me quedaba la alternativa de quedarme en la música saturada o robarte y llevarte a casa. Desnudar tu etiqueta. Apropiarme del jugo para expulsarlo por la mañana. Sara creo que te llamas.
Comentarios
Publicar un comentario